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After the Hunt

  • Foto del escritor: Young Critic
    Young Critic
  • hace 2 días
  • 4 Min. de lectura

La nueva película de Luca Guadagnino complica un tema en realidad bastante sencillo

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Las agresiones sexuales en los campus universitarios estadounidenses son una auténtica epidemia. Según la organización RAINN, una de cada cuatro estudiantes universitarias sufre una agresión sexual en EE. UU. Es una cifra estremecedora que fue abordada con brillantez en el documental The Hunting Ground (2015). A raíz de aquel filme llegó el movimiento #MeToo, que impulsó algunas reformas necesarias en la actitud y el tratamiento de los casos de agresión sexual. Sin embargo, gran parte de ese progreso se ha quedado en simples gestos de cara a la galería: las estadísticas no han disminuido y las llamadas “guerras culturales” han hecho que parte de ese impulso reformista se desplace en la dirección contraria. En este contexto llega After the Hunt (2025), la nueva película de Luca Guadagnino.


After the Hunt sigue a Alma (Julia Roberts), profesora de filosofía en la Universidad de Yale. Mantiene una relación cercana con su colega Hank (Andrew Garfield) y con una de sus alumnas, Maggie (Ayo Edebiri), y vive un matrimonio sin pasión con el psicólogo Frederik (Michael Stuhlbarg). Cuando Hank es acusado de agredir sexualmente a Maggie, Alma se ve obligada a enfrentarse a su vínculo con ambos y a una parte reprimida de su propio pasado.


La película continúa el ritmo prolífico de Guadagnino: es su tercer largometraje en apenas doce meses, tras Queer (2024) y Challengers (2024). Aunque ambas cintas también abordaban la intersección entre identidad y sexualidad, After the Hunt no encaja del todo dentro de esa trilogía espiritual. Con guion de Nora Garrett (su primer crédito como guionista), el filme se centra más en debatir de forma directa los pros y contras del mundo posterior al #MeToo y las distintas actitudes generacionales hacia la “cancel culture” y la “wokeness”. Por desgracia, el guion de Garrett fracasa en su intento inicial de mostrar una equidistancia objetiva y acaba revelando su intención real: desahogarse contra una Generación Z supuestamente frágil y protegida.


Garrett y Guadagnino pretenden ofrecer un debate complejo y matizado, pero la forma en que los hechos y los argumentos chocan entre sí convierte el incidente central del filme en algo muy evidente. En ningún momento se llega a dudar de la culpabilidad de Hank ni de la veracidad de la agresión, y por tanto, equiparar la “cancel culture” con una reacción exagerada frente a una violación real resulta problemático. Al intentar presentar la discusión como innecesariamente enrevesada, After the Hunt pierde precisamente los matices reales del debate sobre la cultura de la cancelación y el llamado despertar social.


“Woke” es hoy una palabra casi tóxica, utilizada como arma para desprestigiar cualquier cosa que la derecha o la extrema derecha no aprueben. Sin embargo, puede argumentarse que el “wokeismo” nunca ha llegado a aplicarse realmente, sino que ha sido apropiado como fachada por las élites. Es la tesis central del ensayo We Have Never Been Woke: The Cultural Contradictions of a New Elite, de Musa Al-Gharbi, que sostiene que universidades como Yale o grandes corporaciones lo han usado para fingir progresismo sin realizar cambios reales. En la misma línea se pronunció Nikole Hannah-Jones en una reciente entrevista en el pódcast The Daily del New York Times, donde afirmaba que las políticas DEI, lejos de ser “anti-blancas”, servían más bien para que las instituciones ocultasen su falta de avances tangibles. Esa es la verdadera dicotomía y complejidad en torno al “woke”, no la que plantea After the Hunt.

Garrett parece querer explorar también las causas de la brecha generacional en la forma de abordar las agresiones sexuales, pero esa línea argumental queda sepultada bajo la bilis y la ira dirigidas hacia los jóvenes “perezosos” y “privilegiados”, hasta el punto de que el verdadero núcleo del filme se pierde por completo. Es una manera reduccionista de presentar el debate, cayendo en los mismos clichés y generalizaciones que la propia película critica.


Guadagnino ha tenido una filmografía irregular: Queer comenzaba de forma brillante pero se desmoronaba después, mientras que Hasta los huesos (To the Bone, 2022) parecía más centrada en el espectáculo que en los personajes. Aun así, su talento técnico siempre ha sido evidente. After the Hunt es, visualmente, una maravilla: una fotografía inventiva, un montaje arriesgado y original, y un uso del espacio y el encuadre inquietantemente preciso. Destaca una escena en la que, durante una conversación tensa entre Alma y Maggie, la cámara enfoca sus manos en movimiento en lugar de sus rostros.


Como es habitual en Guadagnino, las interpretaciones son sobresalientes. Roberts, en un giro contra su tipo habitual, interpreta a una mujer tensa y pasiva, que reprime sus emociones por miedo a lo que pueda desatarse. Es una de sus actuaciones más oscuras desde Agosto (August: Osage County, 2013), aunque a veces peca de excesivo cinismo. Garfield brilla en su breve papel como profesor nervioso y coqueteo constante, y Edebiri resulta igualmente vulnerable y empática como la alumna agredida. Pero quien realmente se adueña de la pantalla es Michael Stuhlbarg, en otra colaboración memorable con Guadagnino. El actor, a menudo relegado a papeles secundarios, ofrece aquí una interpretación fascinante, llena de matices y profundidad —la misma complejidad que falta en el guion. Stuhlbarg electrifica cada escena en la que aparece, recordando por qué su monólogo en Call Me by Your Name (2017) o su escalofriante escena junto al fuego en Hasta los huesos siguen siendo inolvidables.


En última instancia, After the Hunt supone una decepción dentro de la filmografía de Guadagnino. Lastrado por un guion incapaz de tratar su tema con la sutileza necesaria, el filme se hunde en constantes peroratas que sepultan la historia y a los personajes bajo una falsa complejidad para un dilema moral bastante claro. La pericia técnica del director y su habilidad para extraer grandes actuaciones bastan para llevarnos hasta los créditos, pero no salvan a After the Hunt de ser un alegato cultural torpe y mal enfocado. 


5.7/10

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I've been writing on different version of this website since February of 2013. I originally founded the website in a film-buff phase in high school, but it has since continued through college and into my adult life. Young Critic may be getting older, but the love and passion for film is forever young. 

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